Para realizar el examen de acceso a la universidad en Tokio, me cuidaron mi hermano y su esposa, que vivieron en la ciudad durante un tiempo. Mi cuñada Ai tuvo que supervisar mis estudios porque se graduó en una universidad famosa. Sin embargo, miré el atractivo sexual sofisticado de Ai y me masturbé con ropa interior de lujo y brillante, y yo, un chico de campo y todavía virgen, no pude aprender. Entonces, Ai-san se acercó a mí y me dijo: "¿No lo viste ayer?"